catarata-congenitaLas cataratas con un problema bastante molesto que puede llegar a ser grave en la medida que no se trate adecuadamente. Es una enfermedad degenerativa, normalmente asociada al paso de los años. Sin embargo, existe un caso particular, las cataratas congénitas, que significa que aparecen al nacer. Esta dolencia tiene condiciones muy particulares, tanto como el mismo tratamiento para curarlas. A continuación, haremos una breve revisión de las cataratas congénitas y su tratamiento.

¿Qué son las cataratas congénitas?

Se trata de una afección que contraes en la concepción y se hace evidente en el nacimiento. En el caso de las cataratas, las mismas se presentan como una opacidad del cristalino que impide la refracción adecuada de la luz en la retina. Como no se trata de un proceso paulatino, sino que se aprecia desde temprana edad, se le considera como una enfermedad de consecuencias graves. Asimismo, existen niveles de afectación, es decir, la opacidad varía de acuerdo con la intensidad del problema.

Causas de las cataratas congénitas

Su evolución de diagnóstico es difícil por cuanto es un problema poco común. Se pueden encontrar algunos factores que facilitan su aparición, pero en realidad, se trata simplemente de una cuestión genética. No es hereditaria en casi ningún caso, sino simplemente la posibilidad de tenerla por una simple condición del destino. Asimismo, existen algunos síndromes que las facilitan, como condrodisplasia, de Down, displasia ectodérmica, Hallerman-Streiff o Lowe entre otros.

Síntomas de las cataratas congénitas

La catarata no es apreciable de inmediato, ni en todos los casos. Debido al tamaño del ojo en los recién nacidos, es difícil detectar irregularidades poco notables. Asimismo, es determinante el hecho que los bebes, no tienen una visión desarrollada y cualquier problema es muy difícil de considerar. Por ello, la primera recomendación es que en la revisión general del pediatra, se haga una valoración para reconocer la posibilidad del problema de cataratas congénitas en los niños.

Por otra parte, la baja visión o sensibilidad en alguno de los ojos, causada por este problema, puede generar el aviso para acudir al oftalmólogo para una revisión exhaustiva. Asimismo, temblores o tics poco comunes, sirven como advertencia. Se trata de la visión del niño tratando de adaptarse a una condición inadecuada en la refracción de la luz en su retina.

Además, la opacidad del cristalino puede ser apreciable cuando el caso es grave. De esta forma se debe revisar dicha condición y advertir al pediatra para que el niño sea referido a un oftalmólogo especialista.

La prevención de la catarata congénita

Esta es una condición que se adquiere con la concepción, es decir, es difícil, por no decir imposible, que exista un control que la impida. Podemos disminuir sus efectos negativos, pero el mejor consejo es acudir rápidamente a un oftalmólogo especialista en ese tipo de dolencias. Especialmente porque:

  • El 24% de la ceguera infantil se corresponde con ese problema, sobre todo cuando las cataratas congénitas no son tratadas a tiempo.
  • La posibilidad de realizar una intervención correctiva del problema, se limita a las primeras 12 semanas de vida. Es un periodo sumamente corto y que debe ser considerado como límite.
  • Las cataratas congénitas pueden operarse al menos con un 0.6% de agudeza visual. Por ello, la determinación es esencial y el diagnostico, un paso previo que debe realizarse lo más rápidamente posible.
  • Puede que existan limitaciones en cuanto a la posibilidad de operar, pero debe ser determinado por un oftalmólogo especializado en este tipo de intervenciones.

El tratamiento de las cataratas congénitas

Como se ha señalado anteriormente, no es posible prevenir la aparición de este problema porque venimos desde el vientre con el mismo. Ahora bien, podemos disminuir sus consecuencias y mejorar en mucho la salud visual de quienes la padecen. Lo primero que debemos hacer es mantener un proceso de estímulo a la agudeza visual. De esa forma, disminuimos las posibilidades que el niño presente el denominado ojo vago.

Por otra parte, la intervención quirúrgica es la única alternativa viable para corregir el problema con cierto grado de éxito. Asimismo, la edad es un factor que agrega condiciones a cualquier intervención.

En el caso de la edad, la posibilidad de problemas diversos, se refieren a los riesgos implícitos en operar a un bebé. En algunas condiciones de cataratas congénitas, las mismas no son tan agresivas y se puede postergar la intervención para un momento más adecuado en el tiempo. Sobre todo cuando los niños han alcanzado una comprensión adecuada de su problema y de lo que implica la cirugía para ellos.

Los problemas asociados a la operación de cataratas congénitas

La operación es similar a la de la catarata convencional, se coloca un lente sustitutivo del cristalino para mejorar la refracción. La complejidad de la intervención se relaciona con la edad del bebe, pero, la edad ideal es de 5 a 7 semanas de nacer, hasta las 12 semanas como límite máximo.

Asimismo, existe una condición esencial en todas las partes del cuerpo y es que las mismas evolucionan y alcanzan su plenitud con el tiempo. El proceso de crecimiento afecta a la totalidad del sistema visual y el cristalino es parte esencial del mismo. Sucede que el lente artificial no lo hará de la misma manera, es decir, no crecerá y eso implica una permanente revisión y sustitución en la medida que el ojo va evolucionando a su estado adulto definitivo.

Sin embargo, es una operación sumamente segura, que se practica con cierta frecuencia.   Tanta como una enfermedad que no es muy común, aparece. Presenta además, la necesidad de revisiones permanentes por lo que implica la operación en sí misma, desde otras perspectivas, recordemos que es una intervención en un niño pequeño y pueden resultar afectadas otras parte de su cabeza. El índice de recuperación es sumamente alto y no se presentan complicaciones asociadas, más allá del cuidado imprescindible.

En las cataratas congénitas, podemos observar la importancia de contar con un buen oftalmólogo, prácticamente desde el nacimiento. Las revisiones deben comenzar desde la primera etapa de vida.

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¿Quien es el autor?

Dra. Diana Parra

Dra. Diana Parra

Oftalmólogo Certificado
Experta en Cirugía Láser

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