Algunas prácticas de medicina se basan en la revisión de la forma y estructura de los ojos. Si bien no podemos afirmar que exista una relación causal comprobada entre nuestros ojos y diversas enfermedades, si es seguro que algunas se pueden apreciar por condiciones específicas en los mismos. Un caso bastante conocido es la ictericia, identificada con ese color anormalmente amarillo en la esclerótica que es por norma general, blanquecina.
Ahora bien, hablamos de este problema como un síntoma asociado a otras dolencias no oftalmológicas, por lo que, lo primero que recomendamos es acudir a un médico internista o general, para que determine el verdadero problema.
¿Qué encontrarás en este artículo?
¿Qué es la ictericia?
Se trata de un conjunto de síntomas asociados a problemas en la disposición de la bilirrubina. Esta es un pigmento de color amarillo que podemos encontrar en la sangre y que se considera como parte residual de la hemoglobina, procesada por el hígado. Cuando no resulta sencillo o simplemente es imposible eliminarla, la misma se acumula en el torrente sanguíneo y se puede notar en un color amarillento en los ojos y, en general, en la piel.
Dónde se elimina la bilirrubina
Como señalamos anteriormente, el hígado se encarga del procesamiento adecuado de la bilirrubina. Cuando este órgano no funciona de manera óptima, una de sus fallas se identifica precisamente con el manejo adecuado de este pigmento. Al suceder, podemos afirmar que sufrimos de ictericia, cuya principal representación se define por el color amarillo de la esclerótica.
Como se trata de un sistema integral que componen el páncreas y la vesícula biliar, es posible que el daño se encuentre en cualquiera de estos órganos. No es un problema menor, aun cuando, en muchos casos, no se convierte en una situación crítica, pero lo ideal es acudir de inmediato a un especialista que valore la condición de manera integral.
¿Cuándo se presenta la ictericia?
En cualquier momento, aun cuando es común en algunos recién nacidos, pero se debe a una falla de compensación en el metabolismo celular que se corrige rápidamente. De resto, es una condición que puede aparecer, pero siempre se le relaciona con enfermedades en el sistema endocrino.
Enfermedades asociadas a la ictericia
Como indicamos, la ictericia mantiene una relación directa con dolencias en el sistema endocrino, específicamente con el hígado, páncreas o vesícula biliar. Estos órganos son extremadamente importantes en ámbitos relacionados con procesamiento de energía y nutrición celular, por lo que, cualquier disfunción puede ser grave. En función de esta consideración, podemos nombrar algunas enfermedades recurrentes que dan origen a la ictericia como:
- Específicamente asociadas a la bilirrubina como la enfermedad de Gilbert, por la que el hígado no puede procesarla.
- Hepatitis, en sus formas diversas, es altamente contagiosa y además, presenta síntomas asociados muy graves además del color amarillo en nuestros ojos y piel.
- Disfunción pancreática. Es el órgano encargado del procesamiento de una parte de la energía en forma de azúcares. Secreta insulina y cuando se hace disfuncional, limita severamente dicho proceso, generando fallas en el resto del sistema.
- Cirrosis hepática, producto de un daño severo en el hígado asociado normalmente con cuadros de alcoholismo, pero puede ser producto de otras condiciones médicas.
- Obstrucción de conductos biliares. Se trata de un sistema complejo e interdependiente, los vasos comunicantes entre sus componentes son vitales y cuando se obstruyen, facilitan la emergencia de problemas crónicos que comprometen el desempeño hepático.
- Estrés concurrente con fallas hepáticas o asociadas a la secreción de bilis que transporta la bilirrubina.
¿Quieres mejorar tu salud visual?
Confía en las manos de nuestros especialistas y programa tu cita rellenando este formulario.
Tratamiento para los casos de ictericia
La primera y más importante recomendación es acudir a un médico especialista en el área endocrinológica. Nunca debes automedicarte, es importante que consideres que ese color amarillo en tus ojos es el signo de un problema que puede ser grave y empeorar si consumes algún médicamente inapropiado.
Se ha descubierto que existe una relación directa con el estrés, así que otro consejo previo a cualquier otra acción es relajarse y encontrar un nivel de actividad adecuado.
La alimentación es otro factor a tomar en cuenta. Una nutrición saludable, sobre todo rica en vegetales es básica para que nuestro hígado trabaje a un ritmo apropiado. En todo caso, las grasas como las de Omega 3, son ideales para mejorar el rendimiento de nuestro sistema hepático. Este se encuentra en pescados de piel azulada como sardinas y caballas.
El ejercicio es otro elemento a considerar. La vida sedentaria, limitada por diversas razones no solo promueve problemas cardiovasculares, sino de todo tipo entre los que se encuentran los hepáticos. Nuestro cuerpo es un organismo integral que requiere de atención permanente y realizar ejercicios moderados lo mantiene en forma.
Consumir agua en abundancia. Es importante desde la perspectiva del carácter integral del sistema endocrino y su dependencia extrema de la disposición de elementos desechados. En este caso, tanto los riñones como el proceso digestivo se ven favorecidos por la ingesta de agua. De esta forma el organismo se mantiene limpio y se hace menos esfuerzo en las funciones excretoras.
En el caso de los recién nacidos, como se trata de un problema puntual, lo recomendable es aplicar cuidados normales y fototerapia. Esto implica exponer al niño a la luz solar en determinadas horas según la prescripción facultativa de su médico tratante.
Otras consideraciones
Una pregunta frecuente es cuando va a desaparecer ese color amarillo tan desagradable. Evidentemente, cada organismo tiene su propio ritmo, pero aun cuando se hayan seguido los lineamientos y consejos del médico, puede que el proceso tarde un tiempo superior a la solución del problema que lo causó. La cuestión es que la disposición de la bilirrubina excedente por vías naturales, no es automática, pero si se observan mejoras casi de inmediato después de la aplicación de los tratamientos específicos para cada enfermedad.
En muchos casos, se pueden prevenir los factores de riesgo, sobre todo cuando están asociados a problemas de estrés o alimentación.