Una de las decisiones fundamentales con respecto a nuestra salud se relaciona con la posibilidad de realizar una intervención de cualquier tipo. Una cirugía que cada día se hace más común es la denominada cirugía refractiva LASIK, un procedimiento de gran utilidad sobre el que debemos conocer algunos aspectos.
¿Qué encontrarás en este artículo?
¿Qué es la cirugía refractiva LASIK?
El término LASIK es un acrónimo para el concepto en inglés: “Laser Assisted In Situ Keratomileusis”. Se trata de una intervención realizada a través de un rayo láser que moldea la forma de la córnea. La misma se relaciona con la cubierta de forma redondeada que cubre nuestros ojos. El procedimiento optimiza la manera en la que los rayos de luz inciden en la retina, mejorando la visión.
El procedimiento
La cirugía refractiva LASIK es un procedimiento relativamente sencillo, pero a la vez complicado. Se caracteriza por las siguientes condiciones:
- Es un procedimiento quirúrgico de carácter ambulatorio, es decir, no requiere hospitalización, ni conlleva medidas restrictivas. De hecho, el paciente estará despierto a lo largo de la operación.
- La duración del proceso es sumamente corta, de diez a quince minutos por cada ojo.
- Se utiliza un colirio especial destinado a adormecer la superficie del ojo. Asimismo, es posible que le ofrezcan un medicamento que ayude a la relajación.
- El procedimiento consiste en moldear la cornea, de tal forma que la recepción y procesamiento de la luz, sea más efectiva en la retina.
Algunos aspectos a considerar
Antes de pensar en la posibilidad de solicitar una cirugía refractiva LASIK, debemos estimar algunos aspectos básicos del procedimiento:
- Es una operación delicada más allá de los avances técnicos. En realidad, cualquier intervención implica riesgos y esta no es la excepción, sin embargo, es necesario valorar todos los aspectos.
- Se trata de una operación cuyo resultado no se puede revertir y, además, se interviene una zona de alta complejidad y, sobre todo, delicada.
- No es una intervención que sirva para todos los casos, la valoración previa es fundamental para identificar su dolencia, grado y posibilidad real de acceder a una cirugía refractiva LASIK.
- El nivel de éxito en este procedimiento es notable, pero no es total, es decir no todos van a entrar en la estadística con visión entre 20/20 y 20/40.
- Otro aspecto a considerar es la ocupación de quien desea la intervención. Si la expectativa es un requerimiento imprescindible tienen que valorarse los índices de éxito.
- Es posible que, con el tiempo, se requiera una segunda intervención para restaurar la corrección realizada a través de esta operación. No motivada por la operación en sí misma, sino por el deterioro normal de nuestro organismo.
En función de lo que le señalamos, sería recomendable que se tome en cuenta lo siguiente: Considera las opciones, reflexiona cuidadosamente en torno a las complicaciones posibles, asesórate con profesionales suficientemente acreditados.
¿Cuáles son los casos y en cuáles no es adecuada la cirugía refractiva LASIK?
Es un punto interesante porque no aplica para todos las patologías de nuestra visión. De hecho, se utiliza para tratar la miopía, que identifica los problemas de visión a corta distancia. Así como, la hipermetropía, que se refiere a la de larga distancia, y el astigmatismo, que es un error refractivo que tiene como consecuencia una imagen borrosa.
Ahora bien, esta intervención no se recomienda para el caso de la presbicia, que es el deterioro de la función de nuestros ojos por la edad. Asimismo, un dato importante, es que, con el tiempo, la necesidad de anteojos para lectura y visión cercana, son una posibilidad cierta. Esto implica que la duración del efecto de la cirugía es variable y cada caso aplica de manera diferente en función de sus características. Sin embargo, suele tener un periodo prolongado de efectividad, según la edad.
El postoperatorio ¿Qué hacer después de realizar la cirugía refractiva LASIK?
Evidentemente, existen algunas acciones formales que son comunes a toda operación. Un aspecto que se debe tomar en consideración es que, la cicatrización efectiva sucede después de varias semanas al recuperarse el colágeno de la zona intervenida. Sin embargo, el paciente puede reanudar sus actividades en poco tiempo, al menos 30 días con cuidados específicos.
No debe realizar deportes ni esfuerzos considerables. A pesar de tener molestias como dolor moderado o fastidio no debe frotarse los ojos. Al principio, la visión será borrosa pero eso no debe preocuparle porque es normal. Evitar todo tipo de baños en piscinas, inmersión, tinas, o similares. No realice actividades que requieran del 100% de su capacidad visual, como conducir o trabajos con ordenadores o similares.
También es importante considerar cuestiones que limitan la posibilidad de realizar una cirugía de este tipo. Cuestiones como la edad, problemas de hipertensión severos o cuando el error refractivo es demasiado grave como para realizarla. Esta valoración solo puede hacerla el oftalmólogo que lleve su caso.
Las alternativas a la cirugía refractiva LASIK
Como indicamos anteriormente, existen algunas dolencias que no pueden ser manejadas a través de este procedimiento. Asimismo, es necesario que considere alternativas menos agresivas como la queratectomía fotorrefractiva o PRK. En esta operación solo se corta la capa epitelial de la córnea reduciendo el riesgo implícito en el retiro de la membrana corneal.
Asimismo, la Queratoplastia conductiva que aprovecha la refracción térmica, a través de una sonda con energía de radiofrecuencia. Es de poco impacto y puede ser muy efectiva en el tratamiento de la hipermetropía en personas mayores de 40 años.
Por otra parte, el lente introcular fáquico, es una alternativa para evitar la intervención directa sobre la córnea. Se trata de un lente de contacto que se implanta delante del cristalino y es recomendado para problemas de cataratas o cuando la dolencia no permite la cirugía refractiva LASIK por su complejidad. En todo caso son opciones que debe valorar en conjunto con su oftalmólogo, porque las opciones y su efectividad dependerán de cada caso particular.
En líneas generales, se trata de un procedimiento relativamente rápido y sencillo, con un costo promedio de 1000 dólares (23000 pesos mexicanos) dependiendo del tratamiento y de la tecnología aplicada. Sin embargo, una recomendación recurrente se refiere a consultar a un oftalmólogo de confianza.