Cuando usamos lentes, nuestra vida cambia sustancialmente. Cuidarlos se vuelve parte de un ritual diario, al que asistimos en la necesidad de mantener nuestra visión en las mejores condiciones. De hecho, una pregunta frecuente al optometrista se refiere a la mejor manera de conservarlos en perfecto estado.
En este punto, es necesario que recordemos que ninguna acción los mantendrá realmente protegidos, pero podemos conservarlos lo mejor posible. Para ello, lo mejor es seguir algunos consejos prácticos como los que te damos a continuación.
¿Qué encontrarás en este artículo?
Algunas medidas para conservar nuestros lentes antes de la limpieza
Antes de saber cómo limpiar tus lentes, lo ideal sería establecer algunas consideraciones previas. En este caso, podemos definir aspectos básicos en los que se encuentran:
- Si no tenemos que usar nuestros lentes de manera permanente, asignarles un espacio particular. De esta forma los protegemos contra la suciedad y los accidentes.
- Solicitar información previa al optometrista, sobre los productos y elementos necesarios para la limpieza. Es importante seguir sus opiniones porque no todos los lentes son iguales ni requieren de los mismos cuidados. Asimismo, las empresas fabricantes de cristales, tienen sus preferencias en cuanto a productos para limpiarlos.
- Mantener los lentes separados de cualquier fuente de calor intenso porque son susceptibles de cambios en su estructura.
- Evita la manipulación excesiva en el proceso de limpieza aun cuando se encuentren en condiciones aceptables.
Las formas de limpiar los lentes
Es un error común pensar que todas las limpiezas son adecuadas. Por el contrario, muchas veces cometemos fallos en el proceso que pueden inutilizar estos artefactos con las consecuencias innegables que conllevan.
Algunas cosas que no debes hacer:
- Utilizar agua que no esté totalmente libre de impurezas, sobre todo, de solidos que pueden rayar tus lentes.
- Frotar con telas con bordes o imperfecciones.
- Presentar productos o elementos abrasivos, grasas, sucio, arena o similares cuando vas a limpiar tus lentes. Un error común en una playa es precisamente ese, tomamos nuestros anteojos sin limpiar a profundidad las manos y las consecuencias son rayones y granos imposibles de remover.
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Lo que sí debemos hacer cuando limpiamos nuestros lentes de forma adecuada
Para reconocer la forma correcta lo ideal es la opinión de un experto que evalúe los productos que puedes utilizar. Por lo demás, hay algunas formas de hacer la limpieza que consta de pasos básicos como:
- Lavar nuestras manos lo más efectivamente posible, con agua y jabón sin que queden residuos del mismo. El secado también es fundamental, porque no debemos usar paños que dejen pelusas porque las transferiremos a los lentes.
- Si no hay contraindicaciones del especialista, puedes utilizar jabón lavavajillas para la limpieza. Con una gota en cada lente será más que suficiente. Importante que sea un producto neutro sin olores residuales o suavizantes extra.
- El siguiente paso es crucial, se trata de frotar, pero muy suavemente, y por un tiempo prolongado cada lente y las áreas adyacentes. Después, lavar bajo un grifo de agua para enjuagar la totalidad del líquido limpiador. Sacuda y verifique que estén limpios.
- El secado es vital, use un paño que no deje pelusa o con toallas de papel absorbente suave. Los paños de algodón son los mejores porque no empañan y secan a totalidad.
- Puedes usar toallas especializadas que venden en las tiendas de productos ópticos como una alternativa cuando es emergencia.
Otros consejos útiles
Lo esencial en estos casos es tener a mano lo que necesitamos para realizar una limpieza efectiva. Es importante que asignemos un momento al día, a la misma hora, para realizar esta labor. La razón es sencilla, en ocasiones nos acostumbramos a mantener alguna suciedad y no le damos importancia. Esto es un error grave porque nuestra visión termina afectada y lo que es peor, no lo notamos.
Al imponer una rutina, determinamos una actividad permanente de cuidado y sobre todo de previsión. En este caso, podemos observar detenidamente alguna falla estructural que a veces es imperceptible cuando usamos los lentes. De esta forma, vemos la necesidad de acudir a la tienda de ópticos para reformular o reasignar nuestros lentes. Esto implica una protección extra para nuestros ojos.
Otra acción pertinente es la de mantener un stock de productos para la limpieza de nuestros lentes. Existen muchas marcas comerciales muy efectivas que podemos mantener a mano para cualquier emergencia.
Además, lo ideal es conservar nuestros lentes protegidos en su estuche cuando no los estemos utilizando. Muchas veces sucede que un descuido y los aplastamos, rompemos o rayamos.
Asimismo, la limpieza debe realizarse con aplicaciones especializadas cuando es el caso. En algunos tipos de lentes, por ejemplo, cuando tienen protección antirreflejos, la misma depende de una cobertura química. Esto implica que algunos productos pueden ser contraproducentes. Así que revisa con cuidado las fórmulas que te permiten la limpieza para esta característica. Lo ideal, como siempre te indicamos, es solicitar la opinión de un experto que valore lo mejor para tus lentes.
Como ves, no es un proceso complejo, pero si requiere de cuidado y constancia. De una limpieza periódica, realizada a consciencia, dependerá contar con nuestros lentes por el máximo tiempo posible antes de cambiar de fórmula. Ahora, si deseas más información, puedes entrar aquí y recibirás otros consejos interesantes sobre el cuidado de tus lentes.