Existen ocasiones en las que hacemos cosas que pueden perjudicarnos a niveles que desconocemos. Damos por sentado que hacemos lo adecuado y tarde descubrimos los efectos nocivos de algunas costumbres. Sucede con el cuerpo en general, pero hay zonas y órganos más sensibles que otros. Los ojos, por ejemplo, son extremadamente delicados, tanto como la increíble y fundamental función que cumplen. A continuación, te presentamos algunas de esas cosas que dañan la vista y que debemos evitar en la medida de nuestras posibilidades.
Se trata de una guía complementaria de todo el cuidado que debes aplicar en el sentido de la vista. Cosas que pueden resultar lógicas para muchas personas, pero que otras ignoran, así que la idea es que te informes en torno a los siguientes aspectos.
¿Qué encontrarás en este artículo?
Los hábitos, la costumbre como fuente de errores
En efecto, en ocasiones realizamos acciones casi sin darnos cuenta. Aplicamos una especie de piloto automático y repetimos a diario algunas rutinas que pueden llegar a ser dañinas para nuestra vista. Recuerda que somos seres de hábitos, pero su correcta comprensión, puede evitarnos problemas más adelante. Algunas de estas conductas repetitivas no son más que expresiones continuas de viejas mañas adquiridas durante la infancia y debemos evaluar correctamente su ejecución. Hagamos una lista de hábitos que puedan causar algún daño en nuestra vista para continuar. En esta recopilación daremos los siguientes pasos.
- Observa cuidadosamente tus rutinas al despertar. Por norma general, nos levantamos sin una conciencia muy clara de lo que hacemos. Observa con detenimiento, porque normalmente, repetimos las mismas acciones día tras día.
- Nota si al desperezarte, realizas algún movimiento brusco alrededor de tus ojos, si los frotas, cierras los parpados con dureza o cualquier otra acción similar.
- Haz una inspección matutina frente al espejo y verifica si has realizado una limpieza del área cercana a los ojos, con suficiente efectividad.
- Revisa las acciones que realizas para la higiene matutina y para las primeras actividades que requieren de forzar la vista.
- Establece los horarios en los que lees, si lo haces como una rutina constante o si forman parte de tu actividad laboral. Anota estos datos para elaborar una planificación que reduzca el exceso de esfuerzo para leer o realizar actividades que exijan mayor concentración.
Ahora, una lista de acciones
Para concretar este espacio, revisemos lo que no debes hacer en el área de tus ojos o cercana a la misma.
Nunca frotes tus ojos
Se trata, en muchos casos, de acciones reflejas, totalmente involuntarias, que realizamos en un esfuerzo por descansar, o por concentrarnos. El riesgo se refiere a que, por ser involuntario, se realiza sin precauciones adecuadas de higiene. En el momento no reconocemos que hemos tocado o donde hemos estado. Siempre cabe la posibilidad de una infección, producto de la falta de aseo de nuestras manos.
No debemos frotarnos excesivamente
Si bien no es recomendable en ninguna circunstancia, puede que sea obligatorio frotarse los ojos, por cualquier eventualidad. En estos casos, lo ideal es hacerlo con cierta delicadeza, porque una fricción muy fuerte puede dañar la córnea, rayándola o debilitándola, si el roce es continuo.
Evitar la lectura en espacios en movimiento
Cuando vamos en un tren, en automóvil, o en cualquier vehículo, no es recomendable leer o realizar ninguna actividad que demande una visión concentrada. Debemos recordar que el ojo se compone fundamentalmente de fluidos, los mismos, son extremadamente sensibles a movimientos bruscos, impidiendo un enfoque adecuado, sobre todo, en la lectura. Las consecuencias pueden ir desde un ligero dolor de cabeza, hasta una sensación de mareo, sumamente desagradable.
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Leer sin la luz adecuada
Es otra de esas cosas que no debemos permitir nunca. La visión se basa en la entrada de luz a nuestros ojos. Para concentrar la misma, en una lectura, se requiere que el espacio en el que leemos se encuentre bien iluminado. No se trata solo del libro que leemos, sino del ambiente en general, porque la luz concentrada también puede dañar nuestra vista. La consecuencia inmediata es el cansancio visual, pero también con el tiempo, se dan problemas más serios.
El exceso de luz también es malo
Las luces artificiales modernas son sumamente fuertes, en ocasiones llegan a ser un verdadero problema para el enfoque adecuado. Por ello, lo ideal es que las mismas sean colocadas de tal forma que su foco sea indirecto. De esta forma, contamos con lo mejor de ambos mundos, una luz potente, pero que no incide de manera directa en nuestros ojos. De todas formas, si nos vemos obligados a mantenernos en un área muy iluminada, lo ideal es descansar los ojos cada cierto tiempo, determinado en función de la intensidad de la luz.
Es un consejo que vale igualmente para el caso de la exposición a la luminosidad solar. El uso de lentes oscuros es lo ideal, pero debemos asegurarnos que los cristales poseen un factor de protección contra rayos ultravioleta adecuado.
El tiempo frente al ordenador
Es una derivación del punto anterior. Las pantallas de laptops, ordenadores de mesa, teléfonos inteligentes, tabletas y demás dispositivos similares, están diseñados para ofrecer una luminosidad intensa. Sobre todo en lo que se refiere al marketing por Internet, que presenta imágenes sumamente vívidas para contar con el efecto sobre nuestra memoria.
Sin embargo, la exposición prolongada a este tipo de luz es sumamente dañina, sobre todo por las distancias que normalmente mantenemos con estos aparatos. Lo adecuado es reducir la intensidad de la luz a través de la interfaz de usuario. Asimismo, reducir en lo posible la exposición limitándola a lo estrictamente necesario.
Alimentando adecuadamente nuestros ojos
Por supuesto que es un juego de palabras, pero que puede tener algún sentido efectivo. Algunos alimentos pueden ser perjudiciales por las consecuencias en otros órganos. Por ejemplo, el azúcar que puede promover la diabetes tipo 2, uno de cuyos efectos es la pérdida gradual de la vista. Asimismo, el exceso en el consumo de grasas poli saturadas, ocasiona cuadros de hipertensión que terminan afectando la vista.
En todo caso, esta es una lista tentativa a la que podemos agregar muchas más cosas.