lagoftalmos

La visión es un sentido complejo y multidimensional. Su órgano principal se encuentra expuesto a numerosas formas de lesión y daño, sobre todo, por su posición. Sin embargo, existen algunas condiciones que empeoran dicha condición en función de su caracterización como problemas que deben ser tratados por un médico especializado. En este artículo, haremos referencia al Lagoftalmos, una dolencia que puede ser particularmente molesta desde muchas perspectivas.

¿Qué es la lagoftalmía?

Imaginemos por un momento nuestra visión y su aspecto mecánico. Los ojos, como principales órganos del sistema, requieren de una protección especial. La misma es brindada, entre otras condiciones, por los parpados. Estos se encargan de dos cosas fundamentales, por una parte, evitan la entrada de objetos extraños o de luces muy fuertes. Por el otro, facilitan la hidratación del globo ocular de manera constante. Si falla en ese trabajo, comienzan los problemas.

Y precisamente, la lagoftalmía es un problema desde esa perspectiva. Se trata de una dolencia, por la cual, no podemos cerrar completamente los parpados y proteger adecuadamente nuestros ojos. Entonces, el problema es que existe una causa particular que nos impide cerrar adecuadamente los parpados, dejando expuesta la córnea con todo lo que eso implica. Puede afectar ambos ojos o uno solo y su principal consecuencia se relaciona con la falta de lubricación en la zona afectada.

Causas de la lagoftalmía

Pueden ser variadas y obedecer a factores, no necesariamente relacionados con el funcionamiento integral del sistema de visión. Las principales pueden resumirse en:

  • Parálisis facial. En el área existe varios músculos que trabajan para el cierre y protección ocular. Sí el músculo orbicular se ve afectado, puede reducir el cierre de los parpados en diversas formas.
  • De origen quirúrgico. Algunas intervenciones pueden lesionar, bien el músculo citado en el punto anterior o la estructura misma del parpado. La consecuencia inmediata puede ser que se ocasione un daño severo en la forma o estructura del párpado e impida cerrarlo de manera adecuada.
  • Lesiones faciales que afecten el área de los ojos. Accidentes, golpes, o cualquier incidente que genere un cambio severo de la estructura ocular.
  • Enfermedades asociadas a la forma del párpado. Algunas condiciones como el exoftalmos intenso, que puede ser generado por orbipatía tiroidea. Asimismo, la eversión del parpado, enfermedad de Graves-Basedow entre otras.
  • Existen otras condiciones como las originadas por la intervención quirúrgica en otras áreas. En ocasiones, la anestesia puede generar una oclusión inadecuada. Además, en procesos clínicos como el tratamiento de pacientes en coma, pueden presentarse situaciones similares.

Lagoftalmos nocturno, una condición frecuente en niños

En efecto, una situación bastante común es que los niños no cierren adecuadamente sus parpados al dormir. Es una condición involuntaria que va cediendo con el tiempo. Las razones son diversas, pero, en general, se trata de situaciones en las que se involucra la higiene de la zona ocular. Asimismo, es posible que existan lesiones del nervio o músculos faciales que originen el problema temprano.

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Tipos de Lagoftalmos

En función de las causas podemos apreciar dos tipos fundamentales de lagoftalmía. La primera es de origen mecánico, producto de una lesión, retracción palpebral, una cicatriz o cualquier situación similar.

El segundo tipo es el denominado Lagoftalmos paralítico, de origen nervioso, muscular o vascular. En este caso, el músculo orbicular se ve afectado y no cumple adecuadamente su función específica. Es decir, no cierra los parpados de manera total.

En todo caso, se trata de un problema que requiere una revisión médica en la que pueden intervenir, tanto un oftalmólogo, como un neurólogo. La determinación de la causa del problema también incide directamente en el posterior tratamiento del Lagoftalmos.

Tratamiento del Lagoftalmos

Como puede observarse, existen múltiples condiciones que generan la aparición de la lagoftalmía. Sin embargo, muchos de estos problemas tienen soluciones de carácter diverso que revisaremos a continuación.

Casos pasajeros

En algunas situaciones, el problema es de corto alcance. En los mismos, el tratamiento indicado se limita al uso, indicado por un especialista, de colirios o geles lubricantes. Asimismo, pueden ser útil el uso de parches nocturnos y una pomada antibiótica.

Casos que requieren intervención quirúrgica

Se dan situaciones que no pueden ser reducidas con medicamentos y que son de carácter crónico. En estos casos, se debe recurrir a una operación, según sea el origen del problema. Las más comunes son:

  • Implantación de una pesa con un material estéril. Se trata de utilizar la fuerza de la gravedad para estimular el cierre del parpado. Es usual en casos de parálisis facial y para el parpado superior.
  • En los parpados inferiores es común utilizar una tira tarsal que ayuda a mantener la tensión del parpado, reteniéndolo en su posición adecuada.
  • Se puede recurrir a una cirugía reconstructiva de los parpados, cuando el origen del Lagoftalmos es por una cicatriz en el área. Se trata de un procedimiento que debe ser realizado por un oftalmólogo especializado en ese problema.

En muchos sentidos, el Lagoftalmos es un problema que puede presentar consecuencias en el largo plazo. Además, se puede considerar como una condición que afecta la estética facial y, por tanto, una molestia significativa para muchas personas. Sin embargo, su manejo y tratamiento requiere de especialización y de una correcta determinación de su causa.

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¿Quien es el autor?

Dra. Diana Parra

Dra. Diana Parra

Oftalmólogo Certificado
Experta en Cirugía Láser

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