Cuando escuchamos el término cataratas se activa una alarma sensible en nuestra mente, relacionándolo tanto con un problema severo de la visión como con la edad. Es una reacción casi instintiva. Sin embargo, lo ideal es informarse, porque se trata de un problema más común de lo que creemos y, al mismo tiempo, con muchas alternativas de solución.
¿Qué encontrarás en este artículo?
¿Qué son las cataratas?
Para dar respuesta a esa pregunta, es necesario que conozcamos un poco sobre el funcionamiento de nuestros órganos de la visión. El ojo, principal componente de ese sistema, posee varias estructuras, una es el cristalino. El mismo deriva su nombre de su constitución como un lente natural, a través del cual se enfocan los objetos y permite, e incluso optimiza, el paso de la luz a la retina.
Ahora bien, la catarata surge cuando el cristalino pierde esa transparencia que lo caracteriza, limitando el paso de la luz hacia los decodificadores de las señales que, el nervio óptico, pasará a nuestro cerebro. Un dato interesante sobre las cataratas es su extensión, pues llegan a representar la principal causa de ceguera en el mundo. Si sumamos los casos de glaucoma, retinopatías y degeneración macular, no llegan a la cantidad representada por las cataratas.
El comienzo de las cataratas
Se trata de un proceso asociado al envejecimiento, pero no en términos absolutos, es decir, no le sucede a todas las personas. Además, pueden existir factores congénitos o hereditarios que den como resultado el proceso de opacidad en el cristalino en periodos anteriores al esperado más allá de los 40 años. La primera manifestación se refiere a la visión borrosa, una dificultad en el enfoque que va haciéndose paulatinamente más intensa.
Otros eventos importantes son: la pérdida gradual en la intensidad de los colores y la afectación progresiva de las luces. Sin embargo, no suele representar un signo de alarma, porque se confunde con el envejecimiento natural de nuestra visión. Lo ideal es mantener una rutina anual de revisión oftalmológica para descartar cualquier eventualidad.
Causas de las cataratas
Como ya indicamos, se trata de un proceso de degeneración en la capacidad del cristalino para permitir el paso de la luz. Esto sucede por la pérdida de la estructura de los componentes del cristalino. El líquido que lo constituye tiene una formulación muy específica, que lo mantiene en condiciones adecuadas para su funcionamiento.
Sin embargo, con el paso del tiempo, dicha composición comienza a degenerarse, perdiendo efectividad, sobre todo, a nivel de las proteínas que forman cúmulos. De esta forma, se producen problemas en la visión, en la medida en que dichas estructuras van creciendo a incrementándose.
Síntomas que identifican la presencia de cataratas
Lo más común es que las cataratas no den muchos problemas al principio. Se puede afirmar que su desarrollo es relativamente lento, pero existen algunos eventos que deben llamar la atención. Por ejemplo:
- Visión borrosa, cuando intentas enfocar un objeto, el mismo se hace opaco y las líneas no son claras.
- Los colores de los objetos van perdiendo brillo o intensidad.
- Algunos objetos presentan como destellos de luz, una especie de halo que los rodea.
- La visión nocturna disminuye sustancialmente haciendo difícil enfocar cualquier objeto, incluso los cercanos.
- Visión doble, se aprecian dobles bordes en los elementos que deseas enfocar.
- Como es una dolencia progresiva, puede que en periodos cortos de tiempo debas cambiar las recetas para las gafas medicadas.
Factores que inciden en el desarrollo de las cataratas
Otro aspecto que tomar en consideración se refiere a los factores que, además, de la vejez, pueden causar las cataratas. Entre otros:
- Exposición a rayos ultravioletas, sobre todo, de radiación solar.
- Presencia de enfermedades crónicas que estimulan cambios en los patrones estructurales del sistema de visión. Por ejemplo, la diabetes, hipertensión, consumo excesivo de alcohol o tabaco.
- Medicamentos especializados que estimulan problemas estructurales, como corticoides, presencia de estatina, las terapias de reemplazo hormonal, entre otros.
- Antecedentes de lesiones, miopía, herencia o cirugías oculares.
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Prevención de las cataratas
Un aspecto sumamente importante es reconocer la necesidad de ciertos hábitos que pueden evitar que surjan las cataratas. Algunos estudios señalan la importancia de dietas a base de productos con vitamina E, nueces, almendras, ácidos grados, Omega 3, entre otros. Esto se debe a que en algunas investigaciones se ha determinado la presencia de problemas oxidativos en la composición del cristalino.
Asimismo, resultan evidentes algunas acciones como, por ejemplo, el uso de gafas con protección para rayos ultravioleta. De hecho. lo ideal es no exponerse de ninguna forma a la luz directa del sol o de cualquier otra fuente luminosa intensa.
El tratamiento de las cataratas
Como indicamos anteriormente, las cataratas pueden prevenirse hasta cierto punto, el uso de gafas correctoras, así como aspectos complementarios, tales como luz y ambientes propicios para no forzar la vista, son algunas alternativas de tratamiento.
Sin embargo, existen casos en los que se hace necesaria una intervención de otro tipo. Al respecto, la más común se refiere a la facoemulsificación, un nombre complejo para una operación relativamente sencilla. Se trata de disolver el cristalino a través de aplicación de ultrasonido. Posteriormente, se ubicará una lente sustitutiva. La misma realiza la función que el cristalino opaco ya no conseguía de manera efectiva.
Un dato interesante es que, se ha avanzado en este campo de tal forma que la cura de la catarata puede aprovecharse para otras dolencias de la visión. En efecto, pueden colocarse lentes que solucionen problemas como la miopía, hipermetropía, presbicia, o astigmatismo. Si a esto le sumamos que las técnicas utilizadas han reducido el tiempo de intervención a más o menos 20 minutos, se trata de un procedimiento adecuado y positivo.
Este tipo de intervención debe llevarse a cabo en situaciones como la pérdida gradual de la visión. Además, para realizar seguimientos de otras dolencias, o para la prevención de las mismas. El punto central es que solo es aplicable cuando la situación lo amerita realmente y esto solo puede evaluarlo su oftalmólogo de confianza.
Otros datos sobre la operación de cataratas
En algunos aspectos complementarios, las operaciones de cataratas suelen ser de rápida recuperación. Por supuesto, varía de un paciente a otro, pero lo común es que se recuperen en un tiempo estimado de 2 a 6 semanas. En este periodo el ojo cicatriza y pueden comenzar a realizarse actividades con cierta normalidad. Algunas personas, de hecho, sienten la mejora casi de inmediato. Existe una posibilidad de visión borrosa después de la intervención y se debe a retención de líquido o a problemas asociados a la calidad del lente. Pero no es algo común.
Un aspecto de extrema importancia es el relacionado con la posibilidad real de operación. Para muchos especialistas, no debe intervenirse en estos casos cuando no está comprometida más del 40% de la visión.
Como podemos observar, se trata de un proceso relativamente sencillo, con amplias posibilidades de éxito. Sin embargo, lo adecuado es consultar previamente todos los efectos que la operación puede implicar, así como los requerimientos mínimos para la intervención. Asimismo, la opinión de tu oftalmólogo de confianza es vital.