Los tratamientos oftalmológicos no siempre se refieren a gafas o intervenciones quirúrgicas. En ocasiones se puede acudir a un manejo farmacológico que puede solventar o mejorar algunas condiciones. Además, se convierte en un aliado bastante efectivo para casos más complicados que requieren de tratamientos integrales. Sin embargo, como siempre hemos indicado, se trata de un tratamiento farmacológico que solo puede ser administrado a través de un consejo especializado. La automedicación en estos casos puede resultar en el empeoramiento del problema.
A continuación, te presentamos algunos productos que existen en el mercado y que sirven como tratamientos farmacológicos oftálmicos con sus especificidades.
¿Qué encontrarás en este artículo?
Medicamentos en oftalmología, una pequeña revisión
En este caso, mencionaremos algunos de los medicamentos en oftalmología y cuál es su utilidad. Siempre es necesario recordar que esta es una lista orientativa que bajo ningún respecto debe ser tomada como recomendación o prescripción. Para ello, el consejo de un oftalmólogo será la mejor opción.
- Antibióticos: se trata de medicamentos especializados, es decir, particulares para cada tipo de gérmenes. Son muy comunes y se encuentran bastante extendidos en casos como gentamicina, tobramicina, o la polimicina-B, así como, la neomicina que son compuestos de amplio espectro.
- Antimicóticos, relacionados con el tratamiento de hongos como la natamicina o el ketaconazol, entre otros.
- Antivirales, como su nombre implica, para tratar infecciones de carácter viral. En este rango se encuentra el Aciclovir.
- Antiinflamatorios no esteroides, fármacos de alta especialización, sobre todo, cuando no se pueden usar alternativas como los corticoides tópicos.
- Antialérgicos: estabilizan las respuestas de diferentes elementos, como la membrana de los mastocitos o inhibiendo algunos receptores de la histamina.
- Cortico-esteroideos: se utilizan básicamente para combatir la inflamación y, generalmente, se administran en un tratamiento integral. El más común es la betametadona o la dexametasona.
- Citostaticos-inmunoreguladores, que hacen un trabajo en dolencias específicas como el denominado ojo seco severo y otras relacionadas con intervenciones quirúrgicas.
- Descongestionantes: utilizados básicamente para el manejo de factores externos que causen problemas en los ojos, como enrojecimiento o ardor. La más común es la nafazolina.
- Lubricantes: funcionan como reguladores de la lubricación ocular. Normalmente, son formulas estériles y funcionan como coadyuvantes en el manejo de irritación ocular.
- Beta bloqueadores: inhiben la formación de humos acuoso en algunos tratamientos específicos. Es importante recordar que es un fármaco contraindicado para personas con problemas cardiacos o con condiciones bronquiales severas.
- Agonistas adrenérgicos: regulan la salida de humor acuoso y lo disponen por vía uveoescleral.
- Inhibidores de la Anhidrasa carbónica: similar al anterior, se encargan de disminuir la secreción de humor acuoso, pueden encontrarse de aplicación tópica o sistémica. En el primer caso, se encuentran la dorzolamida y en el segundo, la acetazolamida, pero esta última tiene un efecto hipotensor que debe ser evaluado previamente antes de cualquier aplicación.
- Análogos de prostaglandinas: Este tipo de fármacos bajan la presión intraocular y con ello, disminuyen la presencia de humor acuoso que es forzado por vía uveoescleral. Se utilizan básicamente en el tratamiento de glaucomas porque tienen un efecto hipotensor que se mantienen en el tiempo.
- Anestésicos tópicos: Una categoría de acción superficial que se aplica de manera directa en el ojo. Se usan básicamente para realizar alguna maniobra como retirar algún cuerpo extraño del ojo o para casos como la toma de tensión ocular. Si bien hemos hecho énfasis en el uso solo bajo prescripción médica, en este caso, se debe extremar ese cuidado. Su uso frecuente y no autorizado puede crear complicaciones severas e imposibles de manejar adecuadamente por su oftalmólogo.
- Midriáticos y cicloplégicos: Se trata de fármacos altamente especializados, utilizados con la finalidad de realizar exámenes. Esto sucede porque son capaces de inhibir algunas funciones del sistema visual. En los diagnósticos en los que se requiere de dilatación de la pupila es común que se disponga de este tipo de medicamentos. Así mismo, se utilizan para el tratamiento de inflamaciones intraoculares y para disminuir el dolor que las mismas representan. Los más comunes son la tropicadima o la fenirefrina además de la atropina y el ciclopentolato.
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Esta es una lista en la que abundan términos técnicos especializados, de esta forma tienes una idea en torno a la complejidad de los mismos. Por eso, una recomendación fundamental es no pensar ni lejanamente en la aplicación por automedicación. Por el contrario, se trata de un tema que debes conversar seriamente con tu oftalmólogo para que te indique la necesidad real de medicamentarte y con que producto.
Algunas recomendaciones importantes
A continuación, presentamos una serie de consejos sobre el uso de tratamientos farmacológicos oftálmicos. En este punto debemos señalar que existen en formas sólidas, semisólidas y sólidas en los casos de aplicaciones directas en los ojos identificados como de aplicación local. Asimismo, algunos son para ser administrados vía oral denominados sistémicos, pero en este caso haremos énfasis en los señalados, primeramente:
- Colirios o soluciones oftálmicas: Se trata de soluciones estériles con principios activos diversos que deben ser instilados en el ojo. Se deben proteger del sol o del calor directo, así mismo, su aplicación directa debe ser lo más aséptica posible. La punta del aplicador no debe entrar en contacto con el ojo.
- Suspensiones acuosas: contienen algunos solidos dispersos en el vehículo líquido. El uso correcto es similar al colirio.
- Baños oculares: que se aplican bien por compresas o por pequeños dispositivos lavaojos. La duración del procedimiento no debe ser superior al minuto. El parpadeo posterior a la aplicación es sumamente benéfico.
- Preparaciones semisólidas: como pomadas, cremas y gel, que se aplica directamente en el saco conjuntival. De nuevo el parpadeo mejora la aplicación. Asimismo, apretar el saco lacrimal puede ser necesario para garantizar la absorción.
- En casos de tener que aplicar dos productos recomendados por su oftalmólogo, lo adecuado e ideal es que establezca un intervalo de 10 minutos. El orden adecuado sería primero las soluciones más liquidas para que no arrastren a las más sólidas.
En todos los casos, deber seguir las recomendaciones de tu oftalmólogo y seguir sus recomendaciones al pie de la letra.